Estamos despertando.
Jean Carlo Mejía Azuero[1]
Satisfacción, puede ser la palabra adecuada para definir lo que en los últimos días ha pasado en el ámbito nacional como respuesta a la lamentable situación de nuestros militares enlodados en procesos mediáticos, adelantados dentro de un esquema de guerra judicial, que no jurídica y que de paso ha cobrado, a un costo elevadísimo, pocoanalizado, la moral de las Fuerzas Militares.
Pero para entender este auspicioso despertar, basta mirar el contexto dentro del cual nos hemos movido en los últimos ocho años. En la actualidad se siguen procesos contra varios militares por hechos ocurridos hace más de veinticinco años, donde algunas de las conductas por las que se les investiga no existían para el momento de los hechos. Encontramos elcaso paradigmático del palacio de justicia, donde el principal perseguido es el coronel Alfonso Plazas Vega, a quien se le han violado de todas las formas el debido proceso, la presunción de inocencia, el principio de doble instancia y además, en buena medida el principio del juez natural. (Jamás olvidamos a los otros héroes involucrados). Por otro lado, tenemos la persecución más amplia ysistemática a la justicia castrense, tan sólo comparada con la que algunas ONG adelantaron contra la justicia penal militar de los estados del cono sur (¡cómo nos van a comparar con semejantes dictaduras!). El fuero militar, garantía histórica y tradicional ha desaparecido casi por completo, y lo más doloroso, ha contado tristemente con la complacencia de quienes deberían defender al ente castrense,nunca atacarlo. Pero basta recordar que sobre los cuerpos de los caídos, otros construyen sus victorias…
Desde el siete de agosto del año 2002, como lo mencionó recientemente un editorialista del diario el tiempo, han sido “echados” más de setenta generales (descontando los cambios “tradicionales”, los retiros voluntarios, etc.…); como si fuera poco, la Corte Interamericana de Derechos Humanos enel mismo período se destapo contra Colombia profiriendo ocho sentencias condenatorias, y ahora esperamos la cabeza de playa de la ofensiva más terrible; las audiencias del caso del senador de la UP Manuel Cepeda, donde se esta configurando el contexto de un “genocidio en Colombia”. En el mismo período se han producido dos fallos terriblemente injustos, como el del general Uscategui y el de lainocente tripulación de un helicóptero Huey en Santo Domingo, departamento de Arauca. A eso hay que añadirle los terribles efectos de desmoralización producidos por los mal llamados “falsos positivos”, en donde se ha demostrado como los militares son tratados por las autoridades judiciales como ciudadanos de segunda, pues para ellos no existen derechos, garantías procesales ni términos judiciales.Mientras esto sucede, nuestros veteranos guerreros de múltiples organizaciones de retirados, han creído inocentemente en las palabras y los compromisos de altos funcionarios, quienes incluso “rasgándose las vestiduras”, han prometido un apoyo al ente castrense, que nunca en realidad ha llegado. Verbigracia todavía se espera una estrategia integral de defensa para los militares y policías, pero loúnico que se encuentra es que la visión es meramente reactiva, jamás preventiva, mucho menos integral y proactiva, además ligada a los amiguismos, la falta de experiencia, al vaivén de los egos, la burocracia y las coyunturas.
Pero en medio de esta ofensiva histórica contra nuestros verdaderos héroes patrios, se ha generado un movimiento a través de varias vías, que de una u otra manera, conconciencia o sin ella, esta generando por fin la sinergía necesaria para entender como se puede contraatacar dentro de un contexto de guerra asimétrica e irregular. Basta recordar que toda guerra solamente puede ser combatida eficazmente dentro de la legalidad, por otra guerra de igual o mayor magnitud pero contraria.
Miremos algunas de esas simbólicas acciones y decisiones tratando de…