“Con un estimado de 786 millones de personas que padecen hambre en el mundo, los líderes de nuestro orden social han creído encontrar una solución fácil: “vamos a producir más alimentos, con el usomágico de los químicos y la ingeniería genética”.
Para aquellos que recuerdan las promesas de que la “Revolución Verde” iba a terminar con el hambre en el mundo, deben entender los engaños con que sepromueve la anunciada Revolución Verde II. Empresas como Monsanto, Novartis, AgrEvo, DuPont, y otras transnacionales agroquímicas que se están “re- inventando” como empresas biotecnológicas, y juntocon el Banco Mundial y otras agencias internacionales, están legando a los “enemigos del hambre en el mundo”, un camino con más agroquímicos y cultivos transgénicos. Esta es la “Segunda RevoluciónVerde”, nos dicen, y salvará al mundo del hambre y la inanición, si dejamos que estas empresas, impulsadas por el libre mercado, hagan su acto de magia.
El mito de la Revolución Verde es más o menosasí: “Las semillas milagrosas de la revolución verde incrementan las cosechas de granos y por lo tanto son la clave para acabar el hambre en el mundo. Cosechas mayores, significan más ingresos para losagricultores pobres, ayudándolos a superar la pobreza, lo que significa menos hambre. Atacar las raíces que originan la pobreza, y que conducen al hambre, toma mucho tiempo, y la gente padece hambreahora. Por lo tanto, debemos concentrarnos en lo que hace incrementar la productividad ahora. La Revolución Verde compra tiempo de los países del Tercer Mundo que desesperadamente necesitan abordarlas causas sociales subyacentes que originan la pobreza, y por lo mismo deben reducir su tasa de fecundidad. En cualquier caso, un consultor externo que promueve la revolución verde no puede decir a unpaís la clase de reformas económicas y políticas que debe implementar, pero puede contribuir con su inmensa experiencia en la producción de alimentos. Aunque la Primera Revolución Verde pasó por…