Reseña

Resulta habitual la lectura de las obras de Oscar Wilde en clave autobiógrafica; y El retrato de Dorian Gray, su única y difundida novela, lejos de constituir excepción, supone ejemploprototípico de la indicada tendencia. Y no puede extrañar, ya que el libro, centrado en la célebre trama que relaciona las acciones del protagonista con los cambios de imagen de suretrato, resulta inseparable de la época victoriana, de la sociedad inglesa de entonces y, por supuesto, de la propia personalidad del autor.

Nacido en 1854 y fallecido en 1900, la vida deOscar Fingall O´Flahertie Wills transcurre por entero en la segunda mitad de la centuria: hijo de un prestigioso oftalmólogo, formado en centros tan reconocidos como el Trinity College deDublin y Magdalen College de Oxford, viajero a Italia, encarnación del dandy – a la postre un caballero descontento – esteta, resuelto partidario de la teoría del “arte por arte”, próximoa la doctrina que proponía el placer como bien supremo, y el deseo inalcanzado y el aburrimiento como males insoportables, era escritor famoso y controvertido cuando sus desafortunadospleitos con el marqués de Queensberry, que le acusaba de corrupto y corruptor, acabaron en condena a dos años de trabajo. forzados para Wilde. Es de recordar que, por entonces, cuando elimperio inglés regido por la longeva reina Victoria, soberana de Inglaterra y emperatriz de la India, alcanzaba su ápice, la puritana sociedad victoriana fue sacudida por el sonadoescándalo del prostíbulo homosexual de Cleveland Street. Y, en efecto, Londres era la ciudad bifrente del caballeroso Mayfair y del maléfico East End, dicotomía muy presente en la novela. Éstaacoge asimismo el ambiguo dilema del arte como valor supremo o trampa, y ello con un estilo brillante y musical; así su trama y factura hacen de ella una obra maestra, de singular atractivo.