SAN MIGUEL TSINACAPAN
¿Cómo llegué a San Miguel?
Mi último trabajo en un colegio lasallista, fue en Córdoba y éste me llevó, después de otras dos experiencias a San Miguel. Para que los jóvenes de preparatoria tuvieran un conocimiento del México más profundo: hicimos varias actividades que les fueran permitiendo acercarse a esta realidad, visitamos las galeras donde trabajaban los peonestemporales, contratados por los ingenios en condiciones injustas, insalubres y humillantes, visitamos también Ayahualulco, una comunidad de campesinos, que nos pidió talleres de capacitación para los jóvenes del pueblo, formamos un grupo de teatro y editamos un suplemento del periódico local: “Astilla” (para rasgar con la verdad). Organizamos talleres y jornadas de sensibilización social.
Lasociedad de Córdoba pronto descurió lo “subversivo” de esta educación y pidieron al provincial lasallista, mi salida. Los demás hermanos se solidarizaron, pues el trabajo era de todos y decidieron dejar la escuela: Poncho se fue al D.F. Valerio a Puebla a trabajar con obreros de la WV, Horacio se retiró de los hermanos y yo me fui a Ayahualulco, en las faldas del Pico de Orizaba. Recuerdo mi llegadacon Sergio Cházaro, entonces alumno de la prepa que quiso vivir esta aventura, con Miguel Hernández, que dejó temporalmente sus estudios universitarios para formar parte del equipo. Inexpertos, con ganas, con mucho corazón, el grupo se fue enriqueciendo: Ulises, Anita, la bibliotecaria de la escuela, Noguera, pasante de medicina, y otros más que fueron llegando, pero como esa es otra historia, aquíle paro.
De Ayahualulco los vientos me llevaron a Tantoyuca, donde se iba a fundar una escuela normal rural para hijos de campesinos e indígenas, me invitó a participar en el proyecto el Secretario de Educación de Veracruz, la invitación se amplió a Poncho y a Valerio, fue otra experiencia, dura difícil y muy rica, trabajar con jóvenes campesinos, hacer productiva la escuela, organizar la vidacotidiana: comidas, aseos, construcción, ya que el gobierno nos dio el terreno y unas aulas viejas y hubo que constuir, comedor, cocina, sanitarios, dormitorios y otras aulas. Fue hacer vivo el poema pedagógico de Makarenko. Aquí el conflicto surgió pronto, el director formaba parte de una célula comunista y vió peligroso nuesro trabajo en este centro. Nos corrieron, ya nos lo había pronosticadoMaría Eugenia: “Vamos a pedir para que los corran y vengan a trabajar con nosotras a San Miguel”, y así fue, llegamos a engrosar el equipo y desarrollar algunas areas del proyecto.
En Tzinacapan, éramos un grupo como de veinte personas, interdisciplinario e interreligioso, formado por “las muchachas” como les decían: María Eugenia, Magda, Lilia, Reche; las hermanas Ursulinas: Caro, Jose y Yola;las reparadoras: Angeles, María Elena y otra hermana; Javier, sacerdote dominico; Valerio, Poncho y yo, hermanos lasallistas, la experiencia fue buena, aprendí del mundo indígena, valores, tradiciones costumbres, cultura, fue una buena oportunidad de reencontrarme con mis raíces, mi madre era de Cuetzalan.
Educación, promoción, salud y evangelización eran las áreas en las que se trabajaba, medediqué a la educación, primero en la escuela abierta, primaria y secundaria para adultos, sesionábamos por las noches, iba mucha gente, sobre todo jóvenes, mi dificultad era hacerlos expresarse en español, entonces yo no sabía casi nada de mexicano, me invitaron a unos talleres de expresión corporal en el D.F, con Carmen Aymerich, y en estos talleres encontré lo que me sería muy útil para estatarea educativa, fue un descubrimiento para mí, y ha sido hasta la fecha, una de mis fuerzas para trabajar con maestros y alumnos. Esto me posibilitó desarrollar el teatro con los jóvenes de San Miguel.
El grupo de teatro tuvo éxito, salimos a varias ciudades a presentar las obras que se fueron construyendo: Fuego Nuevo, El Hombre Nuevo.
El maestro Miguel, que trabajaba en Educación para adultos,…