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Primer libro de la serie que Dan Brown dedica a su héroe Langdon, igual de malo que el que le precede pero aún más descabellado, si cabe.
Lo que más destaca es la notable heterogeneidad de lanovela, en el sentido de que parece estar formada por tres grandes bloques de tonos y estilos distintos. El libro se lee a trompicones, a distintos ritmos.
El primer bloque estaría conformado por las 100primeras páginas aproximadamente y es lento, aburrido, soso, didáctico y una auténtica antología del disparate, la incoherencia, el engaño al lector, la tomadura de pelo y la estulticia americana.En el segundo bloque también se ven dos partes, una más discursiva y otra de acción (resolución de enigmas) que tiene cierto ingenio, aunque es repetitiva y predecible, como suele ser común en estetipo de libros.
Y por fin el tercer bloque, un larguísimo desenlace que parece un culebrón teológico-eclesiastico con toques apocalípticos de lo más disparatado y rocambolesco que he leído en losúltimos tiempos, tan exagerado que hasta resulta simpático. Si fuera de humor ganaría muchos enteros. Desde luego lo del hijo del Papa y la monja concebido por inseminación artificial para no “romper losvotos” tiene su gracia (por lo ingenuo). Y el guardia suizo con el traje de colorines pilotando el helicóptero, no digamos. Me imagino la escena y me parto de risa.
Los personajes están muyescuetamente descritos y no destacan por su profundidad, sino más bien por todo lo contrario. Dan Brown, no sé si adrede o no, pinta a su héroe como si fuera un auténtico imbécil, un inculto de tomo y lomo,incapaz de reconocer un juego de palabras como “columna iónica” (por “columna jónica”), que no sabe lo que es el CERN ni los aceleradores de partículas y casi casi ni el Big Bang. Realmente cuesta creerque habiendo tantos profesores universitarios expertos en simbología alguien llame a este elemento para que le ayude a resolver un crimen.
El personaje femenino es de más entidad que en el…