Breves reflexiones personales acerca del Libro IV de la “Ética a Nicómaco” de Aristóteles
Previamente al comentario personal que debe realizarse del texto de Aristóteles debemos expresar una serie de ideas acerca de la persona y la obra del filósofo teniendo en cuenta no sólo su forma de pensamiento, sino también el contexto socio-cultural en la que se desarrollaron sus doctrinas.Innegable es la posición de Aristóteles como padre fundador del pensamiento occidental, especialmente remarcable en nuestro pragmático y mecanicista siglo XX muy por encima de las teorías pre-cristianas y todavía fantasiosas de su maestro Platón; de esta manera es comprensible el pensamiento del fundador del Liceo en nuestros días, haciendo un listado de ideas y conceptos perfectamentediferenciados, emparejados y ordenados. Aristóteles es conocido como el gran sistematizador, dándose esta forma de trabajo en cada una de sus obras. Este hecho, que pone los cimientos, por ejemplo, a la biología moderna no consideramos que sea completamente satisfactorio al tratar con comportamientos y normas éticas relativas al ser humano. La primera dificultad que encontramos viene debida a la lengua conque el texto ha sido redactado y su posible traducción a otras. Como bien puede comprender cualquier persona hábil y fluida en el empleo de otro idioma los conceptos, especialmente los abstractos, no poseen una traducción literal y deben comprenderse según la forma de concebir de las distintas lenguas. El idioma alemán, por ejemplo, resulta especialmente rico en matizaciones y diferenciacionesabstractas, al igual que el inglés posee un vocabulario mucho más amplio que el castellano para determinados actos, creando diferenciaciones no comprensibles en nuestro idioma. Así, el vocablo germano “ehrgeiz” no puede traducirse meramente por “ambición” o “deseo”, puesto que trae consigo también connotaciones de superación y orgullo. No hace falta tampoco ver la cantidad de palabras anglosajonasque describen distintas facetas del acto de “mirar” : to peep, to glare, to glance, etc. Sin desviarnos demasiado del tema en cuestión, nos apoyamos en lo expuesto para indicar nuestra duda ante conceptos como “magnificencia”, “mansedumbre” o “magnanimidad”, que en boca del filósofo parecen huir moderadamente de las acepciones académicas y resultarnos algo borrosos y poco definidos, aparentecontradicción con la doctrina aristotélica, causada, a nuestro juicio, por la imposibilidad de una traducción satisfactoria.
Destacamos también la sistematización realizada en cuanto a virtudes y normas morales que conllevan. Pese a la indudable belleza de lo expuesto y la sabiduría demostrada en cada uno de los casos, creemos que veintitrés siglos después del sabio de Estagira y tras nombrescomo Nietzsche, Pavlov o Freud una mirada tan simplista al corazón humano resulta, cuando menos, insuficiente. El condicionamiento que la sociedad nos ha impuesto hace que la distinción entre el vicio y la virtud no sea meramente una cuestión de sabiduría, sino una consecuencia de numerosos factores que escapan a la posibilidad de elección humana. Debemos reconocer, no obstante, que estacircunstancia ha sido ya intuida por Aristóteles y al analizar virtudes como la liberalidad nos indica que siempre será más fácil dar a aquel que ha recibido su riqueza por herencia y no ha conocido la pobreza y, por tanto, no la teme, que a aquel que obtuvo sus bienes gracias a su sudor.
Como comentábamos anteriormente, existen una serie de conceptos y valores expuestos que no pueden aplicarsedirectamente a la sociedad actual, o al menos no sin la debida adaptación. Así, cuando el sabio nos habla de magnanimidad, gloria o ideas próximas al concepto de honor no podemos interpretarlo literalmente, puesto que esas ideas carecen de sentido o nos producen indiferencia por no decir mofa al leer la altanería con que escribe Aristóteles. Así, interpretamos estas ideas como un estado en el que nos…