La utopía del buen Gobierno
Por: Edelberto Torres-Rivas
Tarde o temprano se comprueba el dictum de la historia política griega, avalado por numerosas viejas y nuevas experiencias, de que los dominados expresaban a los dioses su voluntad de intercambiar con agrado su libertad por el orden y la seguridad. La protección de los dioses para terminar con la incertidumbre a cambio de su libre albedrío.El orden político como garantía sumaria del buen gobierno. En la historia de las comunidades humanas lo que más se aprecia es que el gobierno se ejercite. Es muy simple formularlo: ¡que se gobierne! ¿Al ciudadano común no le preocupa tanto la libertad como su seguridad? El sentido común le dice que sólo se respeta la autoridad si finalmente el que manda ejerce su mandato. ¿Las certezas, poropresivas que sean, si se termina con los titubeos, las vacilaciones? ¿Se sabe lo que realmente se quiere o se quiere lo que no se sabe?
En Guatemala estamos perdiendo oportunidades desde 1985, saliendo de experiencias de gobiernos débiles, que se pueden calificar como de déficit de comunidad política, que significa o debe ser entendido como un déficit de gobierno: eficaz, eficiente, democrático,inclusivo, etcétera. Pensando en ese déficit, en un momento de crisis nacional, un viejo periodista inteligente, norteamericano, Walter Lippman, dijo “sé muy bien que para los hombres que viven en una comunidad no existe mayor necesidad que la de ser gobernados, de ser bien gobernados si tienen suerte, pero sea como fuere, ‘de ser gobernados’”.
Pero es un valor decisivo que la necesidad de sergobernados, inherente a la vida en comunidad, se realice orientado por el bien común, en beneficio de todos, o casi todos. En el límite, el buen gobierno es reductible al ejercicio del puro poder, que ya así sólo significa orden, previsibilidad, seguridad a cualquier precio. ¿Es posible que el déficit de comunidad política sea más importante que otras carencias? Una lectura inversa de las numerosasencuestas hechas en Guatemala y en otros países de la región coincide en privilegiar los valores del orden y la seguridad y dejan de lado dimensiones tan importantes como la satisfacción de demandas por educación, la salud, los derechos civiles y políticos, el respeto a la dignidad del opositor. Estos últimos son aspectos vivenciales de la libertad.
La sensación de ser gobernados es algo más que lasatisfacción de un reflejo instintivo de carácter ciudadano. Una necesidad de la vida en común es la certeza de que las cosas van a ocurrir como está previsto en la noción de buen gobierno, que es finalmente lo que se hace en provecho de todos. Cuando un grupo (partido) dirigente gobierna, lo hace en cumplimiento de un contrato social cuyo contenido son sus ofertas de gobierno. No hay forma máseficaz de debilitar el poder del que gobierna, que incumplirlas, olvidarlas. Barrington Moore, estudioso de las bases sociales de la obediencia y la rebelión, afirma que esta última se alimenta de los fracasos en el ejercicio del poder. La raíz de la desobediencia civil es el incumplimiento del contrato social, de la oferta electoral, por parte de los que dominan. Y afirma que “una elite dominante esmás fácil de condenar cuando sus miembros fracasan en traer la victoria o la protección, pues ahí la violación del contrato social es obvia para todos”.
Tal como lo interroga un reciente análisis sobre la democracia (PNUD) ¿Está el poder en el Estado? ¿Lo ejercitan los gobernantes elegidos por el pueblo? Y si así no fuera, ¿qué puede resultar de una democracia que elige a gobernantes que nopodrán ejercer el poder? El incumplimiento del mandato electoral, que es la forma extrema en que se expresa este problema, debilita la legitimidad del Gobierno, genera crisis de representación y, lógicamente debilita el poder público, cuya fuente es el poder que la sociedad le delega. La debilidad estatal progresiva aumenta la capacidad de influencia de los poderes fácticos.
En este momento…