¡Simplemente eso…posiciones diferentes!
El jurista norteamericano Oliver Holmes enseñaba que:
“Cuando estudiamos Derecho no estudiamos algo misterioso, sino una profesión bienconocida. Estudiamos para adquirir el conocimiento que necesitaremos cuando debamos comparecer ante los jueces o cuando tengamos que asesorar a otras personas acerca del proceder más adecuado para evitarenredos judiciales. La razón por la cual la práctica del Derecho es una profesión, el motivo por el que se remunera a los abogados por asesorar a sus clientes o representarlos en juicios consiste en elhecho de que en sociedades como la nuestra el imperio de la fuerza pública en determinados casos, ha sido confiado a los jueces, y, de ser necesario todo el poder del Estado habrá de desplegarse parahacer efectivos sus sentencias y decretos. La gente desea saber en qué circunstancias y hasta qué punto correrá el riesgo de hallarse enfrentada con una fuerza tan superior a la propia; esto sólojustifica la consiguiente tarea de determinar los límites más allá de los cuales habrá de temer la materialización de aquel peligro. El objeto de nuestro estudio es, pues, predicción: la predicción de laincidencia de la fuerza pública por mediación de los tribunales de justicia. Lo que a su vez se relaciona con su definición de Derecho: “Yo –afirma Holmes – entiendo por Derecho las profecías acercade lo que los tribunales harán en concreto; nada más ni nada menos”.
Esta postura fue criticada duramente por el maestro austriaco Hans Kelsen, quien sostenía:
“El juez no puederesolver un caso sobre la base de una predicción de cómo va a resolverlo él mismo y que la regla que un juez aplica en un caso concreto no le dice en qué forma decidirá realmente, sino en qué forma deberesolver el propio caso. El juez no busca e la ley una respuesta a la pregunta sobre lo que realmente hará, sino a la pregunta sobre lo que debe hacer”.
Sólo un profesor de la talla del argentino…