Sangron

L a obra Pedro y el Capitán (1979) fue concebida inicialmente como novela, pero finalmente significó el afortunado reencuentro del escritor uruguayo con el teatro, género antes ensayado en 1958 conEl Reportaje.
En la obra el intento de comprensión de una de las manifestaciones de la violencia engendrada por sistemas políticos represivos, el tenso diálogo desarrollado en la sala deinterrogaciones entre víctima y victimario, conforman una verdadera radiografía dramática de la psicología de un torturador. La obra se compone de cuatro actos en los que no se percibe el enfrentamiento de unmonstruo y un santo, sino de dos hombres, dos seres de carne y hueso, ambos con profundas zonas de vulnerabilidad y de resistencia. La distancia que los separa es, sobre todo, ideológica; y quizá ahí esdonde reside la clave de otras diferencias, que abarcan temas tan sensibles como la moral, el ánimo, el dolor humano, el coraje y la cobardía, la poca o mucha capacidad de sacrificio, la brecha entre latraición y libertad.
La obra busca hallar respuestas al por qué y mediante qué proceso, un ser normal puede convertirse en un torturador. A pesar de que el tema de la obra gira en torno a la tortura,esta no es mostrada como hecho físico al ser representada, puesto que, como el propio Benedetti advierte “en el teatro se convierte en una agresión demasiado directa al espectador y, en consecuencia,pierde mucho de su posibilidad removedora. En cambio, cuando la tortura es una presencia infamante, pero indirecta, el espectador mantiene una mayor objetividad, esencial para juzgar cualquierproceso de degradación del ser humano”.
Pedro y el Capitán es una de aquellas obras que producen un remezón, un cambio en quienes la leen o presencian. El diálogo entre un sujeto que prejuiciamos comoinsensible, duro e inhumano, y otro que es una víctima, un hombre valiente que ha caído por sus convicciones e ideologías, son conceptos demasiado obvios para ser tratados, en cambio indagar sobre…