El Cine Catástrofe
La golosina visual de Ignacio Ramonet, publicado por primera vez en 1980 es una obra de notable importancia, actualizada en esta edición con un interesante prólogo, que viene presidida por esta crítica hacia los medios de comunicación. De este modo, Ramonet plantea el problema de la desaparición del horizonte real al estar enmascarado por una nueva realidad emitida desde losmedios de comunicación, los cuales utilizarán todos sus reclamos para vender no sólo una mercancía material, sino para vender un concepto de sociedad y una ideología.
Ramonet pasará revista a los informativos televisivos, los cuales en los últimos años se han convertido en un nuevo espectáculo marcado por el sensacionalismo y la obligación de convertirse en una crónica artificial de lo real. Lapublicidad y su creación de falsos estereotipos sociales, lo que Roland Barthes llamaba “mitos burgueses”, también sufren una dura crítica por parte de Ramonet, el cual ve en esta práctica de la mercadotecnia un nuevo medio de vender ideología.
En este sentido, destacan sus tres ensayos sobre determinados ciclos del cine: las películas catástrofe, las matanzas de indios, las películas delVietnam o el género policiaco. Todas estas muestras de Hollywood conducen a una industria que ha colonizado no sólo las salas de cine de todo el mundo, sino también las conciencias de todos los habitantes del Planeta.
Los elementos constitutivos del cine catástrofe son los siguientes:Un desastre (inminente o ya acaecido), que puede tener su origen en causas naturales o por el accionar del hombre.El giro brusco hacia la derecha que se ha producido en los Estados Unidos en los últimos años, más la aparición del terrorismo internacional (con la mediática figura de Bin Laden), posibilitó el resurgimiento del género.
Si bien hay ciertos films que podrían ser vinculados al cine catástrofe, estos estarían más relacionados al cine de aventuras, ya que carecen de la solemnidad y la seriedadque caracterizaban a aquelos films de los setenta. Titanic (James Cameron, 1997), Impacto Profundo (Deep Impact – Mimi Leder, 1993), Volcano (Mick Jackson, 1997) y Twister (Jan de Bont, 1996), entre otras; se encuentran en esta línea.
Pero la aparición de la “figura” del terrorista, despertó los más oscuros temores en la sociedad, por lo que el cine catástrofe ha vuelto ocupar las pantallas.Sin lugar a dudas, el atentado contra las Torres Gemelas en septiembre de 2001 (cuyas escenas filmadas desde diversos ángulos, podrían formar parte de cualquier disaster film), el pánico generado por el Antrax y el francotirador que tuvo en vilo a la ciudad de Washington en los últimos tiempos, volvieron a generar un clima de temor similar al que se vivió en los momentos más difíciles de la GuerraFría.
Esta sensación de inestabilidad e inseguridad permanente, potenciada asimismo por el presidente Bush y su corte, son el terreno fértil para que los ejecutivos de los estudios exploten el morbo del público. Como sostiene Alicia Esquivel Quintana, “el cine catástrofe siempre ha estado ahí para coquetear con el sensacionalismo del espectador y dejarlo penetrar en estados anímicos premortuorios vinculados con finales violentos. Más que el gusto por la acción, existe el gusto por el pánico”.
Máxima Velocidad (Speed – Jan de Bont, 1994), Contra el Enemigo (The Siege – Edward Zwick, 1998), Daño Colateral (Collateral Damage – Andrew Davis, 2002), Avión Presidencial (Air Force One – Wolfgang Petersen, 1997), son claros ejemplos de este nuevo cine catástrofe, aunque dichos films sonanteriores al atentado a las Torres Gemelas. “Seguramente el 11 de septiembre será explotado cinematográficamente en aras del chauvinismo mediático que está viviendo Estados Unidos hoy en día, pero esta vez será sin héroes invencibles; esta vez los héroes serán mortales y limitados, y el morbo contenido”.
Como en un disaster film, el 11 de septiembre tuvo sus héroes: los bomberos de la ciudad de…