Electrocución de Genitales: Una Verdadera Historia de Horror
En filas y filas de pequeñas jaulas de alambre entrelazado, de cuatro jaulas de altura y como 25 por largo, chinchillas fijan su vistaa través de los alambres, hay una percha con pieles que cuelgan en una pared distante, y excepto por la radio que toca suavemente en la esquina del cuarto, se escucha el silencio de una morgue. Esaes la escena que dos investigadores de PETA encontraron en una apartada granja de pieles de un apacible pueblo cubierto de nieve en Michigan. El Departamento de Investigaciones de PETA envió dosequipos de investigación clandestina a “granjas” de pieles en cinco estados. Nuestros investigadores no sólo fueron testigos de como viven los animales, sino también de como mueren en el sórdido mundo delos criaderos de pieles. Un método de matanza que documentaron nunca se había dado a conocer al público: la electrocución de genitales.
Pequeños Animales, Grandes Sufrimientos
Durante laelectrocución de genitales, el verdugo coloca una de las pinzas tipo cocodrilo en una oreja del animal y la otra en su labia, y enciende el interruptor o conecta los alambres a un enchufe que envía unadescarga eléctrica a través de su piel y a lo largo de su cuerpo. El animal de repente se estira y queda rígido. Pero según la bióloga Leslie Gerstenfeld-Press, la corriente eléctrica le para el corazónpero no lo mata: En muchos casos el animal sigue consciente. La corriente eléctrica causa un insoportable dolor muscular, y es un agente paralizador que no permite a la víctima gritar o luchar. Uncriador de chinchillas que usa la electrocución de genitales le dijo a nuestros investigadores, que deja las pinzas conectadas “por uno a dos minutos” para asegurarse de que el corazón no volverá a latir,pero que algunas veces el animal revive y los que lo hacen se acuerdan del dolor. En presencia de nuestros investigadores, un granjero desenchufó al animal, escucho para saber si dejó de latir y…