Nacionalismo

Resumen
Por todas partes, el nacionalismo ha sido un componente ideológico constitutivo de los Estados en su búsqueda de legitimidad. Pero el nacionalismo, al apelar a la historia de los diversos países, y ser ésta específica, ha desempeñado su función de acuerdo con las circunstancias particulares de cada uno de ellos. En el caso mexicano, gran parte de su singularidad deriva de haberse gestadotras una revolución y de haberla convertido en régimen una vez superadas las divisiones que desgarraban el país. El presente artículo intenta desentrañar de la madeja de los elementos ideológicos constitutivos del nacionalismo en el poder, qué hay de perenne, qué de renovable y qué es preciso eliminar, así como las consecuencias que está experimentando tras la llegada de la democracia a México enlas elecciones del 2 de julio de 2000.
Si el nacionalismo apela a la historia, tradiciones, costumbres, expresiones artísticas y modos de vida históricamente configurados en una nación, todo lo cual constituye la esencia de la identidad nacional propia de un país, es hasta cierto punto lógico que del nacionalismo o de la cultura nacionalista se hayan hecho a lo largo del tiempo y en todas partesmuchos usos políticos y/o ideológicos. De hecho, para una vertiente de estudiosos del tema, el nacionalismo es ante todo una ideología que convierte a la nación en valor absoluto, una ideología entendida como falsa conciencia, como discurso mitificador de la realidad. Y si bien un país, por regla general, conserva y lega a las generaciones venideras un centro más o menos fijo e intocado de valores,iconos e ideas de lo nacional, independientemente de las actualizaciones, ajustes o redefiniciones que pudiera experimentar, el hecho es que una cultura nacionalista siempre puede manipularse o utilizarse como política o como ideología, como fuente de legitimación de una élite política[1]. De ahí que podamos hablar de usos, abusos y desusos del nacionalismo.
En nuestro país tenemos ejemplosinsuperables al respecto, pero sobre todo en la era de la revolución institucionalizada, en la que una élite política, aquélla que triunfó en la Revolución, acudió a todo cuanto estaba a su alcance para legitimarse, reproducirse en el poder y justificar su proyecto de nación. De hecho, fue un entramado básicamente de tipo simbólico y cultural el que permitió al régimen autoritario mexicano mantener sularga continuidad y notable legitimidad durante décadas. Y si bien el nacionalismo mexicano había definido mucho tiempo atrás los rasgos constantes de la imagen nacional, desde el siglo XVII hasta el siglo XIX (la reivindicación del pasado indígena, el guadalupanismo, el mestizaje, los atributos naturales, etcétera), en el siglo XX las élites triunfantes en la Revolución le imprimieron alnacionalismo nuevos rasgos por convenir a sus intereses[2]. En ausencia de prácticas democráticas o de plenas garantías y derechos o de una cultura de respeto a la ley, la Revolución hecha régimen apeló al nacionalismo como fuente de legitimidad, y en algunos momentos al crecimiento económico o a la justicia social. Por esta vía, el nacionalismo se convirtió en un componente ideológico del régimenposrevolucionario, el “nacionalismo revolucionario”, el cual se acentuó en la práctica con una política de nacionalizaciones y expropiaciones en los años veinte y treinta.
En el México postrevolucionario, el nacionalismo se convirtió entonces en una ideología organicista y geométrica, un discurso sobre la sociedad organizada desde el Estado y el partido como articuladores de clase, una retórica de lopopular, una estrategia estatista que renuncia a la autonomía de lo social para privilegiar las alianzas con el Estado. En síntesis, el nacionalismo revolucionario fue el sustrato ideológico de un régimen autoritario, muy eficaz por cierto si se constata su larga duración. Sin embargo, como sabemos, por efecto de varias causas (las aperturas democrática y económica a partir de los años ochenta,…