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abía una vez, en una región lejana, donde el paisaje acariciaba los ojos, de quienes lo contemplaban, una hermosa e inquieta chiquilla llamada minerva, todos los días, cuando el sol, como bola de fuego, comenzaba a despuntar en el horizonte, la niña salía al campo, a contemplar el paisaje, que se abría impresionante, ante sus infantiles y vivaces ojos.
Había que presenciar elespectáculo del amanecer, para darse cuenta, que era realmente fascinante, Minerva sabía esto y, no perdía oportunidad, para levantarse muy de mañana, y ser la primera, en salir presurosa al campo, para dejarse acariciar, por la luz dorada del Sol, que en esos momentos, comenzaba orgulloso y majestuoso, su rutinario viaje.
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El sol, vestido con sus mejores galas, como todo un Rey, que secoloca sus mejores atavíos, para salir fastuosamente, por todas las aldeas de la comarca, alumbrando con su luz bienhechora; calentando con su suave calor, y dando vida, a todo lo que tocaba a su paso.
Con mirada tierna, Minerva, miraba las plantas de su jardín, que todas las mañanas, amanecían bañadas, con el roció de la noche, y las góticas de agua sobre sus hojas, con la luz de la aurora,semejaban pepitas de oro.
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Dichosos los niños, que encuentran en la naturaleza, su fuente de inspiración.
De repente, Minerva, escucho una risa, como si alguien se riera encima de ella, lo que le pareció bastante extraño, intrigada por lo que sucedía, volteó su carita rosada hacia arriba, para saber de donde provenía, la risa que escuchaba, cosa que descubrió enseguida, porque sus ojos, nodaban crédito, a lo que veía. Puesto que encima de ella, había una enorme nube, que la miraba con ojos de bondad, que parecía, que todo, lo que la niña hacia, la llenaba de satisfacción, como si en verdad, gozara de su compañía.
La niña, también le sonrió a la nube, como se le sonríe a un amigo, que hace tiempo se conoce, y con el cual, se han compartido, muchas cosas interesantes, cosa que noes de extrañar, puesto que Minerva, hace gala de mucha curiosidad, lo que le permite fácilmente, introducirse en lo desconocido, y esta no iba a ser la excepción, de conocer, a ese ser tan extraño y maravilloso, el cual la invitaba a conocerlo, por lo que resueltamente, la niña exclamó:
Niña – ¡oh!, que bonita eres.
Nube – ven, sube, – acá, donde estoy yo.
Que bonita invitación le hace lanube a la niña, la invita a acercarse, y no solamente eso, sino que le extiende su mano, para que suba, donde se encuentra ella, porque el conocimiento, no baja donde está nadie, hay que subir y con grandes esfuerzos, a donde se encuentra el, para poderlo degustar, como se degusta, el más apetitoso y rico de los manjares.
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Entonces la niña, sonriendo y feliz, aceptó la invitación, y seelevó a la nube, que sensación tan agradable, cuando se sube, en el conocimiento de las cosas, y la nube tenia muchas, pero muchas cosas, que enseñarle, a ésta inquieta, pero audaz niña.
Niña – que bien se está aquí, y que lindo se ve todo allá abajo, la fauna, con su inmensa vegetación, donde hay cantidad, de diversidad de plantas, que entonan, la más hermosa naturaleza y le dan unincomparable matiz de belleza, con sus hermosos colores.
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La fauna también forma un cuadro espectacular, al igual que la flora, porque la variedad de animales, de infinidades de clases, conforman un inmenso paragua de colores, parecido en su belleza y su esplendor al arco iris, hay que mirarlos en su conjunto y en su hábitat, para quedarse extasiados, de las maravillas, que Dios, hacreado. Lo mismo que la gente que va y que viene, que ante semejante altura, parecen hormigas, que vivieran en cuevitas, hechas por ellas mismas, donde todos y todas, viven su propia vida.
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La niña siguió ensimismada, montada sobre la nube, que viajaba sobre sitios hermosísimos, que la niña nunca había soñado conocer, por estar siempre pendiente, de sus quehaceres más prioritarios, que no…