El deslizamiento de la ética sólo de normas a la ética sólo de bienes va acompañado de la descalificación de la ética racionalista. Una ética sólo de bienes es hedonista, en el sentido de que el hombre pretende los bienes sin atarse a ninguna disciplina. Esos bienes se corresponden con lo que los antiguos psicólogos llamaban el apetito concupiscible, distinto del irascible. En una ética sólo debienes, los bienes fáciles de obtener adquieren preponderancia porque se han perdido de vista las virtudes y, por tanto, el camino hacia bienes futuros, que son arduos, difíciles de lograr. La ley de los bienes placenteros dice: lo que puedo disfrutar ahora no tiene sentido postergarlo. La ética sólo de bienes acorta no sólo la conciencia histórica, sino la conciencia del futuro, la capacidad deproyecto. Es una situación penosa, en la que encontramos a muchas personas que dividen su vida entre el hedonismo y normas racionales.
El descubrimiento de normas racionales para la optimización del trabajo corre a cargo de un americano llamado Taylor[30]. De ahí lo que se llama “taylorismo” : un sistema de producción en cadena en el cual se especializan las actividades de cada uno de losescalones, que terminan en el producto acabado. Así aumenta la productividad y disminuyen los costes. Es la primera formulación racional de la actividad productiva que suelen llamar “economía de escala”, en que se producen grandes cantidades de productos homogéneos. De esta manera se constituye una doble mentalidad, la del productor, dominada por la resignada aceptación de reglas racionales sin las cualesno se puede hacer nada eficazmente, y la del consumidor que usa todo lo producido. Por otra parte, lo placentero, lo que tiene el hombre más a su alcance, son precisamente los bienes inseparables de su corporeidad, puesto que el placer, como ya advertía Aristóteles, da lugar a una visión materialista de la vida. Una ética sólo de bienes, precisamente porque es hedonista y corporalista, es unamaterialización de la vida humana. El hombre está dividido a la manera cartesiana entre una res cogitans, que es la que produce, y una res extensa, que es la que lo pasa bien o trata de pasarlo bien. En el taylorismo se da un fuerte contraste entre la extrema especialización del productor y la globalidad del consumo.
30. Taylor, F.W., The Principles of Scientific Management, Nueva York 1911.
Laética de bienes es una ética reduccionista que desconfía de las normas; no hay más remedio que aceptar normas, pero no porque tengan un valor ético, sino simplemente porque tienen un valor útil. Las virtudes no tienen nada que hacer aquí porque las virtudes sirven para estructurar la vida; pero si lo importante son los bienes inmediatos, estructurar la vida está de más: el goce inmediato prescindede la organización del tiempo de la vida. Mientras que las virtudes son disposiciones estables, con las cuales se encara el futuro, los placeres son efímeros.
El hombre puede crecer en muchas dimensiones de su ser, progresar e inventar muchas cosas con su razón, pero no puede inventar placeres. La dotación de placeres que el hombre tiene es fija; desde hace miles de años no se ha inventado más queun solo placer nuevo. Este nuevo placer es la velocidad, curioso placer que el hombre no sintió antes de inventar instrumentos que lo proporcionaran. Esto quiere decir que la dotación humana de placeres es limitada. De aquí también el carácter inmediato de la ética del placer: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, desde el punto de vista del placer sería: “No goces mañana, si puedesgozar hoy.” Prolongar el hambre es un sin sentido para un hedonista. Pero, a la vez, sin hambre el placer de comer se apaga. Este problema ha preocupado a algunos pensadores, por ejemplo, Goethe y Nietzsche.
Goethe[31] decía “detente instante, eres tan hermoso”. Esto es confesar que el placer no dura y que el instante no se puede detener. Se puede decir detente instante, porque hay un afán…