Laberinto de la soledad

El capítulo primero, El pachuco y otros extremos, inicia la reflexión sobre el ser mexicano tomando un modelo que se encuentra escindido de su suelo, de su ambiente, y en torno a esta figura planteasu tesis sobre la soledad que estaría en lugar del sentimiento de inferioridad que Samuel Ramos manejaba en El perfil del hombre y la cultura en México. Y en el apartado final, Octavio Paz cierrasobre la misma idea de la soledad desde una perspectiva dialéctica de lo histórico y lo mítico.
En los primeros capítulos su marco de estudio es México y el mexicano, buscando siempre la figura delotro con quien contrastar las diferencias que lo identifican. En primera instancia, el otro es el norteamericano, y más adelante, el sudamericano. Pero luego el otro es el europeo, ante el cual ya nosólo le basta diferenciarse, sino que le preocupa lo que crea, piense y diga de él: “No somos francos, pero nuestra sinceridad puede llegar a extremos que horrorizarían a un europeo” (p. 48), y luegoagrega, “el esplendor convulso o solemne de nuestras fiestas, el culto a la muerte, acaban por desconcertar al extranjero” (p. 59).
El ensayo ofrece otros muchos puntos de polémica. Por ejemplo, en loque se refiere a la sociedad mexicana que para Paz parece ser sólo la integrada por hombres (entiéndase varones), o acerca de su concepto sobre lo moderno.
Otros críticos se han encargado tambiénde cuestionar, en algunas ocasiones de manera profunda, este ensayo.
Carlos Monsiváis en “Notas sobre la cultura mexicana en el siglo XX”, dice: ”El laberinto de la soledad permanece. El libro fijaun criterio cultural en su instante de mayor brillantez, y su lenguaje fluido y clásico transmite la decisión de aclarar y aclararse una sociedad a partir del examen (controvertible) de sus impulsos ymitos primordiales.” Y luego agrega Monsiváis: “muchas de sus muy controvertibles hipótesis se han convertido en lugares comunes populares”.(18)
Fernando del Paso por su parte, en la lección…