Regis Debray considera que lo que es presentado como “digno de verse” por cada edad de la mirada es definido como indiscutible. Si bien esta argumentación es acertada, también debemos pensar que la mirada siempre está mediada por la experiencia, esto es, por la vivencia y también por la voluntad; variables que es necesario considerar para aproximarnos a los temas con que inicia George DidiHuberman su texto Lo que vemos, lo que nos mira”.
A medida que avanzamos en la lectura de la obra mencionada, vamos tomando conciencia de la complejidad del acto de ver, algo tan común a nuestra cotidianidad que podríamos decir es casi como el de respirar; pues aunque no seamos conscientes, ambos actos requieren de dos vías, al respirar aspiramos y botamos aire, así también al mirar estamosexpuestos a una operación de retroalimentación al ser mirados por lo que miramos. En la medida en que desarrollamos nuestra percepción encontramos esa doble vía y podemos interpretarla enriqueciendo nuestro mundo perceptivo.
Huberman recurre a la literatura para expresar esa mezcla de percepción y sentimiento que acompaña en el Ulises de Joyce el hecho de mirar. En esa novela, encontramos StephenDedalus (protagonista) observador por excelencia para quien el acto de ver , cualquier fenómeno o persona es una experiencia de doble vía. Lo que nos lleva a considerar que si de algo nos sirve el Ulises de Joyce es para llevarnos a través del pensamiento y mediante la literatura a crear y recrear imágenes de lo cotidiano a partir de la mirada. Dedalus nos indica que para ver es necesario cerrarlos ojos, lo cual significa al menos dos cosas: que el ver no se piensa y que en el ver están comprometidos todos los sentidos, lo cual nos lleva considerar que el tacto es determinante como lo afirma Merleau Ponty quien en su Fenomenología de la percepción concluye que “Toda visión tiene lugar en alguna parte del espacio táctil”.
Estas reflexiones nos llevan a pensar que lo que miramos esrealmente mirado por nosotros cuando somos conscientes de que lo que vemos hace parte de nuestro contenido perceptivo, de nuestro bagaje existencial. Cuando nuestra experiencia de mirar es plena, la definición de la mirada que experimentamos se hace evidente, es decir, hay dos posibilidades: o nuestra mirada es la del creyente o es una mirada tautológica; ambas dependen de nuestra manera de ver yasumir la vida.
La mirada del creyente es la mirada del artista, del hombre sensible que encuentra en cualquier manifestación de la vida o de la naturaleza razones para creer en la existencia de los símbolos y en las múltiples posibilidades de hacer relaciones, esa mirada se hace patente cuando entendemos que mirar es ver más allá. Esa es la mirada del protagonista del Ulises, cuando viendo elmar lo relaciona con una madre, el inquietante ir y venir de las olas le habla de la vida y de la muerte, ambas experiencias las relaciona con la madre porque ella las ha padecido y él las ha presenciado. Vuelve a revivir la escena de la agonía de la madre y se siente espectador de una desaparición, en esa lucha del desprendimiento ve un trabajo similar al del parto, cuando la mujer lucha porsobrevivir al desprendimiento de ese ser que da a luz, a esa otra existencia que genera, por eso siente que al morir su madre esa muerte le incumbe, le afecta en lo más íntimo de su ser porque evidencia esa relación con el ser que le ha dado vida.Esa es la imagen que nos presenta Joyce en ese grandioso pasaje sobre la ineluctable modalidad de lo visible.
La ineluctable modalidad de lo visible tieneque ver con dos cosas aparentemente contradictorias, cuando vemos sentimos que ganamos algo pero también sentimos que estamos perdiendo, porque al ver estamos ganando pero no podemos abarcar la totalidad de lo que vemos, por eso en este acto está implícito el concepto de pérdida, Cuando miramos en el pleno sentido del término, también el vacío nos invade como una inevitable pérdida, ya sea por…