Benito Juárez en el gran teatro del mundo.
Por: Tomás Bernal Alanis [*]
“Lo milagroso del pasado es que hemos conseguido, Dios sabe cómo, construir miles y millones de ficciones individuales, ficciones creadas por seres humanos individuales, lo bastante interconectadas entre ellas como para proporcionarnos lo que parece un pasado común, una historia compartida”.
J.M. Coetzee
El mundoesta lleno de ficciones. El Aleph borgiano en el campo de la literatura y la imaginación ha potenciado en el ámbito histórico una inmensa gama de posibilidades, de acercamientos, análisis y explicaciones de un hecho histórico.
Es en el mundo de la representación donde se manifiestan con más fuerza el mito de un hombre, de una época, de una idea. El presente trabajo se aboca al acercamiento de,tal vez, el mayor mito de la historia moderna de México: la figura de Benito Juárez.
Hombre hecho de raza y bronce, de apologías y diatribas, de homenajes y escarnios, Juárez se mueve entre la leyenda de lo que fue y de lo que se construyo. Juárez se ha convertido -por excelencia- en uno de los personajes más influyentes en la historia de las ideas en México.
Juárez significa más que unhombre, el derrotero de un camino, de un destino o de una ambigüedad de las situaciones históricas que se presentan en el devenir dialéctico de lo individual y lo colectivo, lo nacional y lo internacional, en pocas palabras, de esas fuerzas sociales que desatan las tempestades de lo que llamamos posteriormente como historia.
En este trabajo se hablará primero de algunos antecedentes históricos dela época de Juárez para después pasar al análisis de la obra de. Teatro del autor austríaco Franz Werfel Juárez y Maximiliano, y finalmente, intentar realizar algunas apreciaciones sobre la presencia omnipotente de Juárez en la historia de México y su legado en ella.
El siglo XIX es un tiempo de discordias. En él se reflejaron los más grandes anhelos por encontrar la tan ansiada unidad nacionaldespués de la guerra de Independencia.
La primera mitad de la centuria decimonónica nos mostró a nosotros mismos la fragilidad de una sociedad corroída por sus propios males, herencia del pasado e incapacidad para superarlos en el presente.
Esta herencia colonial que trastocó a una sociedad que buscaba un mero fundamento en lo político, lo económico y lo social. Tres siglos de dominación nose borran con un acta de constitución ni con buenas intenciones. El siglo XIX, fue el siglo de caudillos, de lo que nos ha advertido el historiador Enrique Krauze, para comprender esa fragilidad de la continuidad fugaz de programas y procesos en la sociedad mexicana.
Así la época de Juárez se convierte en un hito del México del siglo XIX, donde las reglas del poder se transgreden en busca de lavictoria absoluta. De la búsqueda del reconocimiento del pueblo, del enemigo político e ideológico que se esconde en los laberintos de la retórica histórica y discursiva.
Como bien lo ha expresado Krauze:
“En la presencia del pasado la historia no es una fuerza impersonal: tiene caras, sentimientos, pasiones, ideas, creencias. Los personajes se salvan y condenan por las actitudes históricasque adoptan. Leían el pasado con las claves del presente, leían el presente con las claves del pasado. Y en esa lectura les fue la vida”. (Krauze, 2005:16)
Esa lectura la realizó toda su vida Benito Juárez (1806-1872). Se encontró con las más disímiles condiciones para desarrollarse en la política mexicana en un siglo difícil de entender en su frágil lógica de continuidad y fortaleza.
En elplano del desarrollo del pensamiento histórico a Juárez le tocó participar en la misma concepción de la historia, como una práctica discursiva y llena de una representatividad social. Para el siglo XIX, la historia en su experiencia única e individualizada se convierte en el accionar nacional y moral, según la tradición kantiana.
La historia se convierte en experiencia vivida, dotada de una…