INTRODUCCIÓN
Durante el Renacimiento se percibe la tendencia de conferir al espacio y sus elementos una gran relevancia poética ya que estos son una fuente inagotable de inspiración, además de servir con frecuencia como componentes para la creación de diversos tropos, los cuales renuevan la poesía, transformándola en imagen viva.
El entorno es el referente concreto, pero también adquiereen la voz del poeta, una intensa carga simbólica y expresiva; esta es la magia de la creación poética, congelar una realidad que es común para todos, pero transformándola por medio de su fuerza misteriosa, capaz de modificar la percepción de las realidades dadas en el espacio.
Ese espacio natural fuertemente idealizado, de belleza y serenidad supremas, se revela rico en elementos simbólicosrelacionados con el estado anímico del autor. Así, en ocasiones, se trata de una naturaleza de impasible carácter divino, indiferente, por lo tanto, ante el conflicto amoroso del poeta, que solo puede proyectar en ella sus ansias de paz espiritual. Pero, más a menudo, se describe una naturaleza humanizada, capaz de comprender al amante y de apiadarse de su sentimiento, porque también ella seencuentra sometida a la ley universal del amor, y esto la convierte en su confidente ideal.
Los paisajes admirables que la propia naturaleza ha ido conformando, tienen con frecuencia al río como pieza clave que les dota de una personalidad propia. Y el hombre, que siempre se ha sentido fascinado por la belleza, supo apreciar muy pronto toda la que los ríos y su entorno encierran.
Bajo estaperspectiva, los ríos han sido un motivo constante de inspiración para la literatura, singularmente para la poesía y dentro de ésta para la lírica. Pensemos en expresiones poéticas admirables como aquella de Petrarca: “Chiare, fresche e dolchi acque” o en su traslación al castellano: “Corrientes aguas, puras, cristalinas” de Garcilaso; los ríos que, no sólo configuran el paisaje sino que resultanla clara inspiración de muchos poetas.
En el caso que nos ocupa, encontré interesante analizar este espacio idílico de ríos de aguas claras, puras, cristalinas, como morada de ninfas, o con presencia de un paisaje natural del mundo pastoril, cantados por uno de los poetas más insignes del Siglo de Oro: Garcilaso de la Vega. El paisaje de la literatura bucólica se viste de una realidadidealizada; y al repasar los poemas sobre ciertos ríos más representativos de España, encontramos la fuerza y el empuje con el que algunos poetas admiraron esas corrientes de vida y misterio.
Pero lo interesante no es la abundancia de ríos particularizados que fluyen en diversos poemas, sino que lo significativo es la diversa valoración los mismos. No sólo hay una nominación geográfica exacta dela hidrografía contenida en este mundo poético, sino que tal nominación surge de vivencias diversificadas. Los ríos no son simples elementos tópicos del paisaje sino diferentes modos de poetización en los que se destaca su protagonismo.
Centrando nuestra atención en este elemento de la naturaleza acuática, trataremos de hacer visible en la obra de Garcilaso de la Vega el papel de los ríos,concretamente el Tajo, no sólo como parte de ese paisaje idealizado, sino como lo hacen partícipe de sus búsquedas vitales y les transfieren sus emociones para, finalmente, fundirse en el espacio para abarcar lo conocido y lo presentido.
Garcilaso nos describe un paisaje que en lo esencial, concuerda con la creación ideal; pero, por otra parte, localiza con precisión geográfica los lugares cuyabelleza le impresionaron vivamente o que estuvieron ligados a su vida sentimental, como ocurre con el Tajo en el poeta toledano.
Estos ríos se transforman en el espacio protagonista. El poeta expresa no sólo su amor en una escena campestre, sino que necesita ubicarla en un espacio netamente español, para que no queden dudas de sus sentimientos no solo amorosos, sino también los relacionados…