El martes 19 de mayo fue aprobado por la Plenaria del Senado la ley que convoca a los colombianos a un referendo para que apruebe o repruebe la posibilidad de reelección para su actual presidente,Álvaro Uribe.
El voto mayoritario de los congresistas uribistas se produjo sin mayores inconvenientes, tal como estaba previsto. La única sorpresa la tuvieron el jueves anterior (14 de mayo), paracuando estaba prevista la votación, la misma que no se pudo llevar a cabo ante la inexistencia de quórum. Todo indica que la falta de presencia de las mayorías en el recinto de las leyes se explica-como ocurrió con la reforma a la Constitución Nacional que permitió la primera reelección- por la negociación de cuotas o beneficios personales. Tenemos ahora, con toda seguridad, no uno sino muchosteodolindos dentro del Congreso colombiano.
Dificultades por superar
Durante los últimos ocho meses, el tema de la reelección ha estado en la mesa de los colombianos. Distintos alfiles deloficialismo han actuado para que una nueva reelección de Uribe Vélez sea posible. Mientras sus agentes actúan, el dueño del palacio de gobierno ha permanecido silencioso, sin confirmar ese (su profundo) deseoy, claro, sin negarlo. Digno de un circense de pueblo, el Presidente aparece distante del ansia de poder. Sin embargo, una cosa es la palabra y otros los hechos: todos sus agentes jalonan el proceso,desde quienes recogieron las firmas para presentar la iniciativa al Congreso, los que financiaron tal proceso –los contratistas de varios ministerios-, los creadores de opinión, etcétera.
Noobstante, y pese a todo el poder que concentran en sus manos, en el camino hacia el referendo reeleccionista cometieron graves errores, uno de ellos en el texto firmado por quienes apoyan la reelección,del cual se deducía que se podría adelantar tal proceso en el 2014 y no en el 2010.
Esta diferencia llevó a que, en diciembre de 2008, la plenaria de la Cámara de Representantes aprobara un texto…