ECONOMISTAS RADICALES
Aunque la economía radical[1] se usa en un sentido muy específico vinculándola principalmente con la que hacen los economistas de Estados Unidos asociados durante décadas a la Union for Radical Political Economics (URPE, creada en 1968) y a su revista (la Review of Radical Political Economics), también es frecuente entender que economía radical puede tomarse, en un sentidomás amplio, como sinónimo de economía crítica (frente a economía convencional) o heterodoxa (en vez de ortodoxa: véase Barceló, 1998). Los economistas de la URPE han evolucionado desde un rechazo radical del sistema capitalista a una posición que es actualmente mucho más moderada y más acorde con los vientos moderados y reformistas de finales del siglo XX y principios del XXI[2]. Una vezpopularizada, esta economía radical stricto sensu ha llegado a representar grados de eclecticismo teórico difícilmente superables, y que en algunos casos no sería excesivo bautizar o etiquetar como resultado de un simplista “enfoque 1883” o “MKS” (de Marx, Keynes y Schumpeter), ya que –aparte de los elementos en común que algún economista neoclásico heterodoxo (véase Morishima, 1992) ha sido capaz deextraer de las aportaciones de esos tres autores sobre las relaciones entre economía real y economía financiera– no es mucho lo que tienen realmente en común los tres autores que los radicales Bowles y Edwards ponen en el vértice de su sistema teórico (o teórico-docente: véase Bowles y Edwards, 1985), salvo el que en ese año muriera el primero de ellos y nacieran los otros dos, por mucho que insistanotros heterodoxos (marxistas keynesianos, institucionalistas, postkeynesianos y muchos otros) en buscarles rasgos compartidos, tanto entre ellos como con otros precedentes más antiguos o más recientes, hasta llegar en ocasiones a construir supuestas tradiciones económicas de las que bien se puede sospechar su artificialidad, cuando no su alevosía, debido al escaso apoyo que uno puede encontrar enla historia real de nuestra disciplina)
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Con estos precedentes, no es sorprendente que en la interpretación “amplia” de la economía radical o crítica predominen las definiciones negativas, es decir las que definen su contenido por oposición a los contenidos que rechazan. Así, la primera y más sencilla manera de acercarnos al significado y naturaleza de esta economía alternativa es entenderlasimplemente como la “no neoclásica”, “no estándar”, “diferente de la dominante”, etc. Pero también hay enfoques positivos, en el sentido de que sus adherentes se esfuerzan por dotar de contenido propio a la economía crítica, y entre ellos señalaremos los tres que analizaremos a continuación, adelantando que lo que haremos con los dos primeros será básicamente criticarlos, mientras que el último loadoptaremos como punto de partida propio, sobre el que se construirá el resto de nuestra exposición en este artículo. Pero antes de oponernos a los dos enfoques positivos citados, hay que hacer una advertencia general acerca del enfoque “negativo”.
A mi juicio, se pasa demasiado frecuentemente por alto que una cosa es que la economía neoclásica sea efectivamente la dominante (mainstreameconomics), y otra muy distinta que el número de los economistas que se declaran neoclásicos sea mayor que los que no toman esa posición sino que, por el contrario, se autoconsideran más bien críticos de esa economía neoclásica (cosa que no es cierta, porque dicho número no sólo es muy inferior, sino prácticamente insignificante comparado con el de sus “antagonistas”). Recurriendo a una analogía de matizsociopolítico, cabría decir que, al igual que la mayoría de la población de los países capitalistas desarrollados es objetivamente asalariada –y que, por mucho que su ideología fluctúe alrededor de una cierta pauta inequívocamente burguesa, ello no convierte a los modernos obreros y proletarios en burguesía (aunque se manifiesten políticamente como “burgueses” o “pequeñoburgueses”)–, la verdad…