CLÁSICOS Y NEOCLÁSICOS
La conclusión fundamental de Cataño [2003] en “¿Renovación o eliminación de los clásicos?” es correcta. Cuando los Neoclásicos acepten las once proposiciones básicas formuladas en el primer capítulo de La economía clásica en renovación1 [Cuevas 2001] borrarán las diferencias con los Clásicos. Por otra parte, si el modelo resultante fuese bautizado con un nombre nuevo, oconservase el de Clásico, o el de Neoclásico, es indiferente para la validez teórica de tales proposiciones. Es más, en el mismo capítulo concluí: “Superados esos problemas, y ojalá algún día ello se lograra, tal distinción perdería su utilidad y su significación. En ese caso declinaría cualquier posibilidad de sostener la alternativa aquí propuesta para el término [clásico].” [Cuevas 2001, 13].Por consiguiente, considero en renovación al enfoque clásico sólo porque sus argumentos contra los errores neoclásicos pueden desarrollarse ahora en forma más contundente y general que nunca antes. Y, dentro de este contexto, aun el temor de una absorción de las correcciones clásicas por el modelo neoclásico sería irrisorio en comparación con la erradicación de prejuicios injustificables en el sigloXXI, la solución de paradojas bicentenarias, la eliminación de limitaciones analíticas y la rendición del paradigma dominante ante fundamentos como los siguientes:
i) Todo precio contiene una suma de ingresos. Por lo tanto, existe dependencia entre los niveles posibles para los precios individuales y el valor del ingreso nacional (o el PIB). En consecuencia, el patrón de medida debe ser el mismoen todas esas dimensiones.
ii) En relación con lo anterior, los numerarios arbitrarios (contra las magnitudes reales), los índices de precios (crítica de Keynes, Cap. IV) y la mercancía patrón de Sraffa (crítica de Cuevas [1986]) fallan en su coherencia teórica. De aquí el recurso a las unidades de empleo.
iii) Con base en esto, si el pleno empleo se alcanza, la proporción del ingreso nacionalal capital se deteriora mientras la inversión neta sea positiva, aun si la distribución no cambia en contra de los beneficios. Es decir, se generan recesiones en forma endógena y se deriva una teoría de la demanda efectiva –excepto para juegos muy especiales de parámetros. [Cuevas 2001, cap. VIII].
iv) Las funciones de oferta con pendiente negativa son relevantes; las firmas de una mismaindustria son distintas entre sí, sin pertinencia para una firma representativa; es no sólo posible sino indispensable una teoría de los precios donde quepan funciones no diferenciables; y los capitales son magnitudes de valor, no datos físicos.
También acierta Cataño sobre otra conclusión esencial. El modelo desarrollado en LECR no reclama ser el heredero legítimo de alguna doctrina en particular. Porel contrario, precisa algunos problemas de la teoría general y, en la medida de lo posible, busca contribuir a su solución. Si en este proceso resultan derruidos algunos pedestales propicios para la idolatría, aunque no fuesen su foco, tanto mejor para el progreso en la república de las ciencias, como diría Jevons.
Reconocido esto, pueden ser señaladas ahora algunas imprecisiones en el ensayo deCataño.
LA TOERÍA DEL VALOR TRABAJO
Sobre este punto, la crítica de Cataño peca por defecto, pues mi versión es no sólo distinta sino opuesta a la de Ricardo y Marx. Y no podría ser de otra manera porque Ricardo, a pesar de su genialidad y de contar con la impecable versión macro-económica de Smith, optó por unos insostenibles malabares micro-económicos ensamblados en los precios de unos pocosbushells de trigo y unas onzas de oro. Los cuales fueron sustituidos por unas pocas levitas y unas varas de lienzo en la versión de Marx, cuando decidió seguir a Ricardo en sus malabares suicidas. Desenredar esto le tomó a la comunidad académica casi dos siglos, y le ocasionó a la teoría clásica del valor un injusto desprestigio.
Cataño pasa por alto estas diferencias con Smith, así como la…