Ya no basta con tener dinero y poder adquirir una vivienda de lujo. También hay que ser un conocedor, para no sólo ostentar la riqueza sino para saber comprar arquitectura. Ésta debe venir firmada por un arquitecto que tenga o se atribuya a sí mismo un cierto prestigio mediático. Estas dinámicas se hacen posibles gracias a los aportes de un capital especulativo procedente de la fortuna de nuevosricos, a quienes poco les interesa el tema arquitectónico, pero que realizan sus inversiones esperando no sólo beneficios materiales sino también de darse una pátina de mecenas de vanguardia que los eleve un escalafón más imbuyéndoles de un prestigio del que no les imbuiría la mera posesión de capital y la habilidad y éxito en los negocios. Si esto es indispensable para el comprador, para elarquitecto globalizado está el plus de marcar un hito más en el mapa de su territorio de operaciones. Propiciar una conquista más para evangelizar sobre la buena nueva de la arquitectura en países donde, supuestamente según el criterio de estos arquitectos, la modernidad ha tenido poca significación y donde los aborígenes aguardan al hombre blanco con respeto y veneración.
Todo esto, que en unprincipio, podría entenderse como una serie de despropósitos, y que seguramente en muchos aspectos ciertamente lo es, parte de una intención de base genuinamente optimista. Taiwán es un país que en estos momentos atraviesa un activo proceso de apertura hacia el exterior en la búsqueda de influencias y caracteres que converjan en la formulación de su propia identidad actual. De este proceso forma partela convocatoria de arquitectos –procedentes tanto de países occidentales como del Lejano Oriente- como Peter Eisenman, Zaha Hadid, Tadao Ando o Toyo Ito, quienes llevan adelante en este momento proyectos de envergadura en ciudades como Taipei, Taichung, Kaohsiung o Hschinchu.
En este contexto, -y a la estela de otros proyectos como Heyri Art Valley (Corea), CIPEA y Ordos 100 (China) que integranla participación de arquitectos locales e internacionales- el emprendimiento de carácter privado NEXT-GENE 20 ,encabezado por el promotor inmobiliario Tony Lu y dirigido por el arquitecto Yu-Tung Liu, emerge como una iniciativa de ambición significativa, ya que no sólo trata de fomentar el diálogo entre perspectivas locales y foráneas sino que, a la manera de una especie de Weissenhof Siedlungpara el comienzo del siglo XXI, trata de generar la posibilidad de investigar y desarrollar nuevos modelos de vivienda para nuestro tiempo.
NEXT-GENE 20 reúne a veinte arquitectos –diez taiwaneses y diez internacionales- para diseñar un total de ciento setenta y seis viviendas en el noreste de la isla, en Aodi – a unos cincuenta minutos de Taipei, la capital. Se trata de una zona de gran bellezanatural, cuya zona costera es un parque natural protegido. Cada arquitecto debe desarrollar la planificación del área que le es asignada, contando con tres o diez casas, en función del terreno que le ha sido asignado. ‘Cada arquitecto debe ‘cultivar’ su propia tierra’ sugiere metafóricamente Yu-Tung Liu, enfatizando que el concepto que ha sido propuesto a los arquitectos es el de plantear nuevosestilos de vida, conceptos de entornos residenciales, que surjan de una reflexión acerca de cómo plantear nuevas relaciones que hibriden la casa y el hecho de habitar con el paisaje. ‘Llamamos al proyecto Next Gene porque la vida, el pensamiento, la percepción o el estilo de vida deben ser distintos dentro de este nuevo entorno’, añade Liu.
Por todo esto, Next Gene20 tiene interés: por elfundamento de su base proposititiva y por un compromiso de utilidad con el desarrollo arquitectónico, así como la voluntad de arriesgar conceptos para la arquitectura contemporánea que puedan constituir paradigmas para el desarrollo. ‘Este tipo de procesos son como ‘tormentas de ideas’, apunta Liu.
El emprendimiento hace hincapié en la posibilidad del desarrollo de nuevos modelos de habitar, pero…