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la DH , anotemos que gracias a los esfuerzos
de Henry Beecher, Maurice Pappworth y otros,
se reconoció que el problema de los abusos
éticos en la investigación médica se mantenía apesar de los códigos formulados. Una muestra
interesante de ello aparece en la publicación de
Beecher, H K., “Ethics and Clinical Research”,
The New England Journal of Medicine, 1966,274: 1354-1360. Por todo ello, la Asociación
Médica Mundial (AMM) adopta un Código para
la Investigación y Experimentación en 1954,
que permitía un consentimiento por delegación
para laexperimentación con pacientes que eran
incapaces de autorizarla por sí mismos, pero que
no resulta suficiente para los impulsores de una
regulación completa e integral.
Cabe recordarque en los sesenta se denunciaron,
en los Estados Unidos, casos de experimentación
con sujetos humanos que no cumplían
con los más mínimos requisitos éticos. Uno de
los denunciantes másimportantes fue Henry
Beecher, en 1966, en el New England Journal of
Medicine. Las denuncias previas a 1964 sirvieron
de acicate para la formulación de un nuevo
documento, y lasposteriores reforzaron la concientización
sobre su importancia y necesaria
aplicabilidad y defensa.
Para reforzar este ambiente de denuncia, a
menudo se hace referencia a la terribleexperiencia
de Tuskeegee, Alabama, llevada a cabo desde 1932,
en que a un grupo de pacientes negros con sífilis
se les estudió sin comunicarles el diagnóstico y sin
aplicarles–posteriormente al inicio del estudio– los
nuevos medicamentos de gran eficacia para combatir
esta enfermedad y así no afectar el objetivo
original de la investigación; pero dicha experiencia
seconoció hasta fines de los años sesenta y fue
públicamente denunciada en 1970, cuando se detiene.
Igualmente, las atrocidades japonesas en contra
de las poblaciones ocupadas en Chin