EL ATENEO DE LA JUVENTUD
1. Los maestros de los ateneístas
Al finalizar el siglo XIX sólo la filosofía positivista gozaba de una situación académica legal en las instituciones oficiales del país. El positivismo, en las versiones de Comte, Milly Spencer, imperaba en la Escuela Nacional Preparatoria y en las demás escuelasprofesionales dependientes del Estado, y se erguía como una hegemonía en lavidaintelectual del país. Fuera de esta filosofía, aseguraban sus partidarios, no era posible
encontrar la verdad.
Pero en los comienzos de nuestro siglo, empieza a destacar en el ambiente cultural del país un grupo de jóvenes que se rebela contra la opresión filosófica ejercida por el positivismo y se da a leer y meditar, en pequeños cenáculos, justamente aquellos autores
que la filosofíaoficial tenía asfixiados y proscritos de las aulas. Y no sólo lee y medita, sino que expone en públicas conferencias su disentimiento con la filosofía oficial y su simpatía a esos autores v a esas doctrinas proscritas.
La aparición de este grupo de jóvenes, de estos cenáculos y de esta actividad de conferencias es todo un acontecimiento en la vida intelectual de México. Significa que una
minoríaselecta, ávida de salud intelectual y espiritual, se separa de la gran masa estudiantil educada en el positivismo para respirar una cultura más amplia. Esos pequeños cenáculos, creados por ese grupo de jóvenes, son como respiradores para meditar en el oxígeno que escaseaba en las instituciones dominadas por el positivismo. Son centros con virtudes respiratorias, que brindan a esa minoría de jóvenesla pureza del aire de las cimas, de1 aire de las cumbres que aumenta la fuerza vital, como que era el aire de los grandes clásicos del pensamiento y de nuestras tradiciones hispanoamericanas y vernáculas. Y esa actividad de conferencias era, además de una manifestación de la vitalidad de ese grupo, una forma de propagar en el país el amor a las ideas nuevas y nobles.
Empero ese grupo de jóvenes,esos pequeños cenáculos y esa actividad de conferencias
no surgieron en la vida intelectual del país por arte de magia: fueron el resultado, por una
parte, de la docencia antipositivista de algunos maestros eminentes del porfiriato; y, por otra parte, de la lectura y comentarios que ese grupo hacía por cuenta propia de los libros
nuevos que llegaban de Europa.
Los propios ateneístas confiesanen sus escritos quiénes eran esos maestros. Antonio
Caso cuenta que de la cátedra de retórica de don José María Vigil su generación recibía
como antídoto al positivismo la evocación de los poetas latinos “que sabía traducir, preciosamente”, así como los “elementos de la estética krausista, cuyo sistema conocía
con perfección”.1 Que don Ezequiel A. Chávez, “no obstante que meditaba dentro delmarco del empirismo”, los hacía pasar a través de sus lecciones de psicología, de Comte a Spencer. Para él “Comte no era ya un fetiche”. Inclinábase en su preferencia hacia el
“pensamiento psicológico de Spencer”.2 Que don Justo Sierra en su cátedra de historia los
llevaba del escepticismo de la ciencia positivista al terreno de lo que “es la cultura. Sus
bienes y valores; sus vicisitudes, sustriunfos y sus héroes”. Y que los propios campeones
del positivismo aplaudían sus esfuerzos de juventud, y los alentaban con su ejemplo.
1 Antonio Caso, México. Apuntamientos de cultura patria, p. 89.
2 Ibid., p. 90
Don Porfirio Parra presidió, con nobleza, mis conferencias de la Preparatoria sobre la evolución
del positivismo, y aplaudió con entusiasmo el primer curso libre de Metafísica quedicté en la
extinta Facultad de Altos Estudios. Don Pablo Macedo, uno de los próceres más relevantes y
cultos del porfirismo, costeó la edición de la serie inaugural de conferencias que dio el Ateneo
de la Juventud, fundado en el centenario de México por Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes,
José Vasconcelos y yo mismo, que tuve a honra ser su primer presidente.3
Alfonso Reyes refiere que…