LA EDUCACIÓN EDUCATIVA A FINALES DEL PORFIRIATO.
Milada Bazant “Los números favorecen a las minorías”.
Las estadísticas del porfiriato, salvo excepciones, no hacen la distinción ente escuelasurbanas y rurales. Sin embargo, todos los estados tenían escuelas de tercera clase, mixtas o de dos turnos que estaban destinadas a las poblaciones pequeñas y diseminadas. En 1899 se organizó uncongreso pedagógico inspirado en las anteriores dificultades, con el objetivo de apoyar a la educación y establecer un plan estatal de proyecciones al futuro. Se levantó una estadística escolar rural y seescogieron las haciendas o ranchos que tuvieran mayor población o en las que algún vecino ofreciera el local o alguna otra ventaja; también con igualdad de fondos locales, se optó por aquellosmunicipios donde las juntas de instrucción demostraban mayor entusiasmo.
Desde el primer Congreso de Instrucción se hizo hincapié en que la instrucción no siguiera siendo en privilegio de los más felices,sino la redención de los más desgraciados; que sea el medio práctico de la igualdad que facilite la asimilación de los distintos grupos humanos que pueblan el territorio nacional. Se determinó que encada colectividad de 500 habitantes se debía establecer una escuela de niños y otra de niñas y, si esto no fuera posible, una mixta por cada 500 habitantes. Resulta casi imposible saber con exactitudel número de escuelas rurales que hubo durante el Porfiriato. No sabemos cuantas haciendas tenían escuelas y si estas algunas veces llegaron a ser clasificadas como escuelas particulares. De cualquiermanera el número es pequeño en comparación con la población rural global.
Los indígenas pensaban que la educación por sí misma no cambiaría el destino de ellos “la instrucción obligatoria esinútil, decía Cosmes, porque de nada le sirve al indígena saber leer y escribir: esto no cambia su suerte”. Rabasa, por su parte, pensaba que antes de enseñar a leer al indio era necesario liberarlo de…