Anatomía de una decisión

“Anatomía de una Decisión”.
Hoy quiero hablarles acerca de la “Anatomía de una Decisión”. Quiero que analicemos un momento en la vida de la Iglesia en los comienzos mismos del Evangelio. En el primer capítulo del Libro de los Hechos. Y este incidente, este momento en la vida de la Iglesia tiene mucho que comunicarnos a nosotros acerca de que hacer cuando nos encontramos en situacionessimilares.
Yo les decía a los hermanos esta mañana que por un momento casi iba a olvidarme de ese texto y pasar al capítulo 2 del Libro de los Hechos. Como ustedes saben, estamos estudiando el Libro de los Hechos y mi deseo a través de este estudio –vuelvo y les reitero el propósito- es que nuestros hermanos al examinar estos pasajes de la Escritura que nos muestran como era la vida de esos primeroscristianos que conquistaron el mundo, que estaban disfrutando de la unción del Espíritu Santo.
Que al nosotros ver como ellos vivían la vida cristiana nosotros también seamos inspirados, que podamos imitarlos a ellos, que podamos aprender de esto que constituye una vida llena del poder del Espíritu Santo y como se llega a ese estado. Al nosotros analizar esos pasajes –por eso el Espíritu Santo lodejo allí- nosotros concebimos un deseo de integrar esos elementos a nuestras propias vidas.
Dios quiere un pueblo ungido. Dios quiere hacer los mismos milagros que Él hizo en el Siglo I quiere hacerlos en el Siglo XXI y simplemente lo que Él está esperando es un pueblo que pague el precio. Yo creo que un momento como el que experimentamos esta mañana durante el servicio adorando al Señor conesa intensidad, muy parecido, quizás a lo que podemos ver uno de los pasajes aquí de la Escritura.
Vamos a ver, aquí, por ejemplo –a ver si no les parece familiar- en el capítulo 4 del Libro de los Hechos estaban reunidos los discípulos en un salón orando y adorando al Señor y ellos comienzan a orar y alabar a Dios y en el versículo 28 están orando al Señor. Dice: “Para hacer cuanto tu mano ytu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora Señor mira sus amenazas. Concede a tus siervos que todo denuedo hablen tu Palabra mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu Santo Hijo Jesús”.
Yo me imagino a esta gente encerrados ahí en ese espacio, adorando y clamando al Señor y orando y todo el mundo alabando a la misma vez.Yo no creo que sea esto una cuestión allí de una oración suavecita, cada uno allí esperando. ¡No! Cada uno estaba allí como estamos nosotros aquí. Algunos quizás tirados con los rostros postrados ante el suelo, otros con las manos levantadas, de pie, otros circulando alrededor del salón. Todos clamando al Señor.
Dice el 31 que: “Cuando hubieron orado el lugar en que estaban congregados temblóy todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban con denuedo la Palabra de Dios”. Es decir, esa visitación, en ese momento al ellos orar y clamar fueron llenos de un ánimo nuevo, una unción fresca, un propósito nuevo de predicar el Evangelio y Dios les dio convicción y les dio intensidad. Y salieron allí fortalecidos.
Eso es lo que crea una Iglesia guerra, eso es lo que crea una Iglesiaagresiva. Es en momentos como esos donde dejamos que el Espíritu fluya y el Señor hace lo que tiene que hacer y viene la unción. Y quizás hay gente que de afuera está mirando eso. Vienen a visitar o lo que sea. No entienden esa cosa. Dice: “¡No! Esta gente están locos”. Somos unos Pentecostales arrebatados allí que necesitan terapia psicológica. Porque la gente que no está en eso no entiende esascosas. Creen que eso es emocionalismo y que es simplemente extremismo.
Pero nosotros sabemos que esa es la unción de Dios que se está moviendo, nos está fortaleciendo. Estamos llenándonos de esa unción fresca y podemos salir fortalecidos. Hay que permitir que esos momentos… al nosotros ver esas cosas: “yo quiero eso, yo quiero esa actitud, esa postura radical, ese desenfado ante Dios, ese…