“Mozo, traiga otra copa”, pide un tango añejo; “Tomo y obligo, mándese un trago”, exige otro. Desde tiempos inmemoriales, han existido referencias socioculturales que evocan al alcohol como una suerte de fetiche entre poetas, letristas, artistas, intelectuales (y hasta algún que otro político). Hasta en la mismísima exégesis bíblica de la Génesis y el Éxodo el alcohol aparece como un vínculofestivo entre los hombres, y entre éstos y Dios.
En Santa Fe, proclamada por muchos como la capital de la cerveza, esta alusión –e invitación– al consumo de alcohol es permanente y sistemática. Los intereses comerciales vehiculizados por el marketing cervecero –que no da respiro en la ciudad, más en temporada veraniega–, han constituido una “cultura etílica”, que adquirió un status de imposición,de pertenencia (o no) a un determinado grupo social: “bebo, ergo, existo”, pareciera ser nueva la premisa cartesiana. Lo cierto es que la ingesta de alcohol en cantidades excesivas tiene consecuencias muy negativas –cuando no fatales– que no siempre son advertidas, quizá por el peso de los mensajes mediáticos que estimulan conductas alcohólicas, o por la fuerte imposición de esta “alcoholandia”:aquello a lo que se acostumbra termina siendo aceptado y, después, promovido y reproducido.
Un dato fiable puede esbozar el cuadro de situación del alcoholismo en la Argentina. Según un estudio realizado tiempo atrás por la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha Contra el Narcotráfico (Sedronar), el consumo de alcohol entre los adolescentes se inicia a los 13años en los varones y a los 14 en las mujeres. Los datos estadísticos obtenidos mediante una encuesta realizada entre más de 30.000 estudiantes secundarios de todos el país grafican que se ha reducido la edad de inicio en el consumo.
Entre los encuestados, alumnos entre 12 y 18 años de edad, se determinó que más de la mitad había tomado bebidas alcohólicas y que el avance en el consumo porparte de la mujer equiparó a registrado entre los varones. Se está invirtiendo la tendencia del género: las mujeres se han acercado más que los varones al alcohol.
En el ranking de las bebidas de mayor popularidad entre los chicos, la cerveza ocupa el podio (con un 36 %), seguida por el vino, 22 % de los encuestados). Con respecto al total de la muestra, un 44,8 % bebió alguna vez cerveza; un 27,3% vino; un 12,4 % whisky; un 13,6 % vodka y un 27,2 % otra clase de bebida alcohólica. “El perfil de consumo de alcohol no diferencia entre clases sociales sino en dónde y qué es lo que se toma. Mientras los chicos de clases bajas toman cerveza en las plazas, los jóvenes con mayor poder adquisitivo toman bebidas blancas en los boliches”, explicaron especialistas del Sedronar.
El mismo informeseñaló que nuestro país tiene una problemática de carácter endémico con el alcohol. La primera investigación epidemiológica realizada por la Secretaría determinó en 1971 que se registraba una prevalencia en la población general del 8,6 %. Hoy, no hay ninguna indicación de que los guarismos se hayan reducido, sino todo lo contrario. En aquella época el consumo adolescente era muy bajo. Hoy pareceestar fuera de control.
Los jóvenes y el alcohol en Santa Fe
Una investigación realizada tiempo atrás por la Universidad Nacional del Litoral (UNL) sobre adicciones, había revelado que apenas el 2 % de los jóvenes en Santa Fe considera al alcohol como una droga. Del relevamiento efectuado a 120 estudiantes, el 74 % aseguró consumir bebidas alcohólicas al menos una vez por semana, mientras queun 19 % reconoció hacerlo al menos dos veces por semana. Estos datos se suman a la otra adicción más frecuente, el cigarrillo, presente en el 31% de los jóvenes: el estudio sirvió para dar cuenta además de que la mitad fuma entre cinco y veinte cigarrillos diarios, pero ningún encuestado lo reconoció como una droga.
Especialistas de esa casa de altos estudios reconocieron que “el caso del…