Venezuela una economia petrolera dependiente

Una economía petrolera dependiente

Hebe Vessuri

Venezuela es un país rico en petróleo, con casi veintiséis millones de habitantes.
El peso del petróleo en la modernización venezolana ha impactado
inevitablemente al resto de la economía y la sociedad1. Desde la nacionalización
de la industria petrolera, una serie de problemas estructurales se fueron
intensificando hasta hacerseexplosivos: hacia 1998 Venezuela era el tercer
país exportador de crudos; pero el índice de pobreza está por encima de 60%
y hay serios déficit en el tejido socioinstitucional; el sistema nacional de innovación
tiene poca densidad y produce pocas tecnologías que sean novedades
mundiales; hay un número muy modesto de trabajadores de investigación y
desarrollo (I+D) por millón de habitantes, un gasto deI+D bajo y errático que
ha oscilado en torno a 0,3% durante los últimos 30 años, y una falta de apertura
a la competición y el comercio internacional por parte de la industria (excepto
en el caso especial de la industria petrolera). El proceso pasó desde una
paz social lubricada por la riqueza petrolera a la crisis cuando se acabó la
abundancia del ingreso nacional.
Por un largo período depaz democrática desde 1958, el país cambió poco
sus principios de política económica, bajo la bandera del proteccionismo por
sustitución de importaciones y la aplicación del principio de equilibrio fiscal.
Una Constitución en vigor durante cuarenta años generó suficiente estabilidad
política para asegurar la transferencia de poder a nueve presidentes electos,
siete de los cuales compitiendodesde la oposición en un sistema bipartidista,
en una alternancia práctica en el poder. Se suponía que el sistema tenía sufi-
1 Los eventos recientes han alterado la vieja creencia de que Venezuela tenía un rico y
todopoderoso Estado con un país colgado de él. En efecto, ha surgido una nueva imagen,
la de la poderosa compañía petrolera Pdvsa como un “Estado dentro del Estado”.
RevistaVenezolana de Economía y 68 Ciencias Sociales
cientes controles y equilibrios y que se había creado suficiente espacio institucional
para los partidos políticos de forma tal que diferentes clientelas encontraban
a su favor jugar de acuerdo con esas reglas y la búsqueda de consenso.
La ilusión de prosperidad y paz se mantuvo con base en presupuestos públicos
cada vez más grandes orientados a evitarconflictos a toda costa, a través
del bombeo de más petróleo y el incremento de la deuda externa en lo que
acabó convertido en un sistema particularmente rígido. Las decisiones políticas
difíciles y las frustraciones presupuestarias de cualquier grupo con algún
poder de alteración del statu quo, incluyendo a los científicos y tecnólogos,
fueron pospuestas y barridas debajo de la alfombra (Kellyy Romero, 2002). En
el proceso se alimentó la irresponsabilidad, la frivolidad y la insensibilidad
hacia el destino de la nueva e inmensa mayoría nacida durante esos años de
deterioro social: los excluidos.
Desde la década de los 80 la realización de la renta petrolera dejó de ser
un proceso ordenado y autorregulado, convirtiéndose en una fuente permanente
de fluctuaciones. El efectoretardado de la crisis mundial de los años 70
por comparación con el resto de América Latina, hecho posible por los ingresos
petroleros, explica por qué fue sólo a finales de los 80 que los grupos políticos
y económicos dominantes adoptaron las tesis neoliberales como alternativa
a la crisis. Cuando la fracasada democracia “representativa” comenzó a
excluir a crecientes cantidades de personas, loque algunos autores han llamado
la “ilusión de armonía” bajo la cual tuvo lugar buena parte de la decadencia
institucional, el estancamiento económico y la regresión social, se produjeron
crecientes expresiones de resentimiento (Naim y Piñango, 1994). La
desilusión y la frustración fueron un rasgo común de la sociedad en la década
de los 90, que fue testigo del pasaje de cuatro presidentes…