Trabajo “el facundo”,

1) El mal que aqueja a la República Argentina es la extensión: el desierto la rodea por todas partes y se le insinúa en las entrañas; la soledad, el despoblado sin una habitación humana, son, por lo general, los límites incuestionables entre unas y otras provincias. Allí la inmensidad por todas partes: inmensa la llanura, inmensos los bosques, inmensos los ríos, el horizonte siempre incierto,siempre confundiéndose con la tierra, entre celajes y vapores tenues, que no dejan, en la lejana perspectiva, señalar el punto en que el mundo acaba y principia el cielo.

2) Si no es la proximidad del salvaje lo que inquieta al hombre del campo, es el temor de un tigre que lo acecha, de una víbora que no puede pisar. Esta inseguridad de la vida, que es habitual y permanente en las campañas,imprime, a mi parecer, en el carácter argentino cierta resignación estoica para la muerte violenta, que hace de ella uno de los percances inseparables de la vida, una manera de morir como cualquiera otra; y puede quizá explicar en parte la indiferencia con que dan y reciben la muerte, sin dejar en los que sobreviven impresiones profundas y duraderas.

3) Al norte, confundiéndose con el Chaco, unespeso bosque cubre con su impenetrable ramaje extensiones que llamaríamos inauditas, si en formas colosales hubiese nada inaudito en toda la extensión de la América. Al centro, y en una zona paralela, se disputan largo tiempo el terreno la Pampa y la Selva: domina en partes el bosque, se degrada en matorrales enfermizos y espinosos, presentase de nuevo la selva a merced de algún río que la favorece,hasta que al fin al sur triunfa la Pampa, y ostenta su lisa y velluda frente, infinita, sin límite conocido, sin accidente notable: es la imagen del mar en la tierra; la tierra como en el mapa; la tierra aguardando todavía que se la mande producir las plantas y toda clase de simiente.

4) El hijo de los aventureros españoles que colonizaron el país detesta la navegación, y se considera comoaprisionado en los estrechos límites del bote o de la lancha. Cuando un gran río le ataja el paso, se desnuda tranquilamente, apresta su caballo y lo endilga nadando a algún islote que se divisa a lo lejos; arribado a él, descansan caballo y caballero, y de islote en islote se completa al fin la travesía. De este modo, el favor más grande que la Providencia depara a un pueblo, el gaucho argentino lodesdeña, viendo en él más bien un obstáculo opuesto a sus movimientos, que el medio más poderoso de facilitarlos: de este modo la fuente del engrandecimiento de las naciones.

5) Buenos Aires está llamada a ser un día la ciudad más gigantesca de ambas Américas. Bajo un clima benigno, señora de la navegación de cien ríos que fluyen a sus pies, reclinada muellemente sobre un inmenso territorio, ycon trece provincias interiores que no conocen otra salida para sus productos, fuera ya la Babilonia Americana, si el espíritu de la Pampa no hubiese soplado sobre ella, y si no ahogase en sus fuentes el tributo de riqueza que los ríos y las provincias tienen que llevarla siempre. Ella sola en la vasta extensión argentina, está en contacto con las naciones europeas; ella sola explota las ventajasdel comercio extranjero; ella sola tiene poder y rentas.

6) Buenos Aires se siente mucho mas alta que los demás países, es mas, sarmiento desprecia en muchas formas a las demás provincias. Pero buenos aires da la vida a las demás provincias.

7) En las campañas de Córdoba y San Luís predomina la raza española pura, y es común encontrar en los campos, pastoreando ovejas, muchachas tan blancas,tan rosadas y hermosas, como querrían serlo las elegantes de una capital. En Santiago del Estero el grueso de la población campesina habla aún la Quechua, que revela su origen indio. En Corrientes los campesinos usan un dialecto español muy gracioso. “Dame, general, un chiripá”, decían a Lavalle sus soldados. En la campaña de Buenos Aires se reconoce todavía el soldado andaluz; y en la ciudad…